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Hace algunos años el Doctor David S. Ludwig, Director del programa contra la obesidad del Children’s Hospital en la ciudad de Boston, realizó un estudio sobre cómo influye el desayuno en la intensidad del hambre que sufres después de unas horas de haberlo consumido: A tres grupos de adolescentes que sufrían de sobrepeso les sirvieron desayunos y almuerzos que aportaban exactamente la misma cantidad de calorías, pero que sin embargo aportaban distinta cantidad de nutrientes:
Durante las cinco horas siguientes a los tres grupos se les dio la facilidad de acceder a todo tipo de alimentos, y fueron los adolescentes del grupo 1 –que previamente habían ingerido mayor cantidad de carbohidratos- quienes comieron alimentos que contenían 600 calorías más que los que consumieron los adolescentes de los grupos 2 y 3.
¿Y esto qué significa? Que el alto consumo de alimentos con carbohidratos provoca que las personas ingieran más comida, pues despierta el hambre apenas dos horas después de tu comida: cuando nuestro cuerpo recibe una gran carga de glucosa proveniente de los carbohidratos, la insulina actúa bajando la glucosa. El cuerpo, para reponer los niveles de glucosa, experimenta hambre y volvemos a comer, pero cada vez en cantidades mayores, lo que genera un círculo vicioso.
Recuerda que una dieta balanceada es la mejor opción para asegurar tu bienestar: no olvides nunca incluir en tus comidas algunas frutas y verduras, y consumir cereales integrales.
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