Aunque se suele relacionar a la depresión como un trastorno exclusivo de la edad adulta, según datos del 2011 de la Secretaría de Salud, del 15 a 20% de los jóvenes en México padecen algún trastorno afectivo como depresión o ansiedad. Actualmente la depresión es considerada un problema de Salud pública que puede aumentar el riesgo de padecer problemas cardiacos y obesidad.
La depresión es una enfermedad real que muchas veces es considerada como un tema tabú en la sociedad y alrededor de la cual existe mucha desinformación y mitos que alejan a quien la padece de recibir la ayuda necesaria en el tiempo adecuado.
Según la Organización Mundial de la Salud, la depresión es un trastorno mental frecuente, que se caracteriza por la presencia de tristeza, pérdida de interés o placer, sentimientos de culpa o falta de autoestima, trastornos del sueño o del apetito, sensación constante de cansancio y falta de concentración.
La depresión puede convertirse en una enfermedad crónica o recurrente y afectar de manera importante la vida de quien la padece. En su forma más grave, puede conducir al suicidio.
En otras palabras, la depresión es un trastorno mental que dificulta la capacidad de quien la padece para seguir con su rutina de todos los días, además de propiciar el rompimiento de las relaciones familiares y amistosas. Es importante que los padres estén atentos a los signos de un posible cuadro de depresión en sus hijos. Estos pueden ser difíciles de diferenciar de los habituales cambios en el estado de ánimo normales en la etapa de la adolescencia.
La depresión puede aparecer en la adolescencia generalmente de manera leve a moderada. Algunas actividades como escribir, leer o escuchar música sobre temas tristes o melancólicos, falta de higiene personal y descuido en el aspecto físico o una baja autoestima pueden ser signos de esta enfermedad. Algunos de sus síntomas más notorios incluyen:
Es necesario observar cambios en la rutina de tu hijo que puedan ser signos de depresión. Algunas de ellas pueden ser:
Existen algunos cambios en el comportamiento del adolescente que pueden ser signos de depresión y afectar sus relaciones en la casa o escuela como:
Ten en cuenta que el papel de los padres es fundamental en estos casos, ya que los jóvenes con síntomas de depresión no han desarrollado la suficiente madurez para reconocer que tienen una enfermedad, por lo que no saben cómo ni dónde pedir ayuda adecuada.
No existe una causa única para la depresión. Puede estar causada por uno o varios factores, como herencia genética, factores bioquímicos en el cerebro, baja autoestima, estacionalidad (sentirse triste en el invierno) y situaciones estresantes como una muerte de una persona cercana, divorcios, bullying, alguna ruptura amorosa, mal rendimiento en la escuela, violaciones o falta de aceptación.
No olvides que tu apoyo es fundamental en este proceso. Pregúntale acerca de sus sentimientos, de su día a día en la escuela, de sus amistados. Hablar sobre la depresión no empeorará la situación, pero sí podrá ayudarlos a conseguir ayuda más rápidamente. Tratar la depresión de manera oportuna puede ayudar a tu hijo a sentirse mejor más rápido y puede prevenir o retrasar la aparición de episodios futuros.
Si identificas varios de los signos de alerta visita a tu médico inmediatamente para realizar estudios que verifiquen que el adolescente no tenga algún problema de salud física. En caso de encontrarse bien, agenda una cita con un psicólogo, él es la única persona autorizada para diagnosticar la depresión en tu hijo.
Si tu hijo ya está recibiendo ayuda profesional, mantente al pendiente de su estado de ánimo y cambios de conducta y contacta a médico en caso de notar que: la depresión no está mejorando o está empeorando, si hay nerviosismo, irritabilidad, insomnio o mal humor que de nuevo está empeorando o efectos secundarios de los medicamentos, en caso de haberle sido recetados.
Según datos de la Fundación Sandy Hook Promise en los Estados Unidos, 70% de las personas que cometen suicidio le contaron a alguien de sus intenciones. Mantente alerta si tu hijo presenta los siguientes signos de alerta:
Es importante que nunca ignores una amenaza o intento de suicidio. Si identifica alguno de estos síntomas de alerta, acude inmediatamente a tu médico o psicólogo para que te oriente sobre las medidas que deberás tomar.